La mayoría estamos de vacaciones. Algunos están en la playa, en la montaña o en algún pueblo tranquilo. Otros están de viaje por el mundo.
Donde sea que estemos hay que pasarlo bien, descansar y recargar las pilas.
Por esto os recomiendo lo siguiente:
- Evitad el exceso de azúcar, alcohol y de ‘comida basura’.
- Dormid suficiente. La falta de sueño aumenta la producción de las hormonas del estrés, disminuye el pH de la sangre, aumenta la inflamación y baja la inmunidad.
- Moveros al aire libre, nadar y flotar en el mar, pasear, ir en bici, etc.
Y sobre todo:
- ¡Hidrataros muy bien!
La deshidratación crónica causa más enfermedades de lo que podemos imaginar.
Recientemente CBS News, una de las más conocidas cadenas de televisión norte americanas, advertía que el 75% de los norte americanos están crónicamente deshidratados.
Por desgracia, también es el caso de la mayoría de los europeos.
Evidentemente, el problema aumenta durante el verano, cuando las temperaturas y la humedad suben mucho, como este año.
El cuerpo humano contiene entre 50 y 75% agua, siendo el principal constituyente de todos sus líquidos: sangre, líquido céfalo raquídeo, linfa, líquidos intersticiales, líquido sinovial, saliva, lágrimas, etc. También se encuentra en abundancia en el cerebro, masa muscular, ligamentos, cartílago tendones, discos intervertebrales.
¿Cuáles son las causas de la deshidratación crónica?
Entre las causas de la deshidratación se hallan los procesos fisiológicos normales como sudor, respiración, orina, heces, lágrimas y no beber suficiente agua.
Estudios de fisiología estiman que la pérdida de solo 2 % de agua del cuerpo puede crear deshidratación. Si perdura, pueden aparecer síntomas como: fatiga, debilidad, confusión mental, hambre excesiva, estreñimiento, dolor de cabeza, mareos, dolores y calambres musculares, dermatitis, picor, palpitaciones, hipertensión, etc.
La mayoría de estos síntomas no se relacionan habitualmente con la falta de agua. La mayoría se suelen tratar con fármacos. Evidentemente esto aumenta el desequilibrio fisiológico y crea enfermedades como la hipertensión arterial.
Visto que la deshidratación disminuye el volumen sanguíneo, las personas que no beben suficiente agua suelen tener presión arterial baja (hipotensión). No obstante, cuando los riñones detectan el volumen bajo se pone en marcha el sistema de emergencia, llamado RAAS (Renin-Angiotensin-Aldosterone- System), necesario para regular la presión sanguínea y el equilibrio de los fluidos y sales minerales. Los riñones secretan una hormona llamada renina que activa otra hormona llamada angiotensina la cual aumenta la presión sanguínea. A su turno, la angiotensina activa las glándulas adrenales (o suprarrenales), que secretan otra hormona llamada aldosterona; su papel es de aumentar la reabsorción de sodio y agua a nivel renal. Esto hace que la presión sanguínea suba más.
Cuando el sistema de emergencia RAAS se usa a diario, durante muchos años, los vasos sanguíneos permanecen tensos, se estrechan y se vuelven rígidos. Aparece la hipertensión “idiopática” (de origen desconocido). Paradójicamente muy pocos médicos preguntan a sus pacientes cuánta agua beben. Quizás, supongan que no sea significativo para el diagnóstico.
El objetivo inmediato es bajar la presión para evitar daños mayores. Los ataques de hipertensión son peligrosos Por esto los cardiólogos suelen recomendar fármacos inhibidores de angiotensina, betabloqueantes y diuréticos. Dichos fármacos controlan los síntomas pero la causa inicial sigue allí. Hay deshidratación crónica. Por lo tanto, los riñones tienen que ‘apañarse’ con poco agua y trabajar aun más para excretar los metabolitos (restos) de estos fármacos. Es una verdadera crisis, que amenaza el estado general de Salud.
Lógicamente, si no se toman medidas cuanto antes, la salud empeorara. (No es necesario estudiar medicina para entenderlo.) Aumenta el riesgo de fallo renal. Es cuestión de tiempo y de nivel de estrés. Entonces se necesitará trasplante renal y, mientras tanto, diálisis diaria.
Para evitar la deshidratación y sus serias consecuencias, lo más inteligente es beber suficiente.
Un adulto de 50 -60 kg necesita beber unos 2 litros de agua al día, durante todo el año y unos 3 litros durante los días calurosos de verano o cuando practica deporte y suda más.
Lo mejor es beber agua mineral, sin gas, con zumo de limón natural, zumos de fruta o verdura recién hechos, batidos o licuados de fruta con leche vegetal o agua de coco, infusiones frías preparadas en casa (por ejemplo de té rojo Rooibos con limón y canela. (ver receta: Té frio de verano)
También ayuda tomar sopas o cremas de verduras frías, como el gazpacho, y aumentar el consumo de hortalizas y fruta frescas.
¡Atención! Las bebidas refrescantes, que contienen gas, cafeína o teína, azúcar, con o sin alcohol, deshidratan más. Tanto la cafeína como la teína y el alcohol tienen un efecto diurético, mientras que el azúcar aumenta el nivel de glucemia predisponiendo a diabetes, que también aumenta la diuresis (cantidad de orina).
Por lo tanto, cuando se toman estos refrescos o alcohol se debe aumentar la cantidad de agua. Por ejemplo, para cada vaso de cerveza (5% alcohol) se debería tomar un vaso de agua mientras que para un vaso de vino (9-10% alcohol) se recomiendan dos vasos de agua. Los riñones necesitan el agua para excretar toxinas. Inevitablemente cada vez que se toma alcohol aumenta la necesidad de orinar, hasta que el balance electrolítico (fluido y sales minerales) se haya normalizado.
Es muy importante seguir bebiendo.
Una buena manera de no olvidarse es tomar un vaso de agua después de cada micción (cada vez que orinamos). Con el tiempo vuelve la sensación de sed y se crea un hábito saludable.