Una vez más la naturaleza está ‘pletórica’, brotando, creciendo, floreciendo y polinizando.
Es momento de pasar más tiempo al aire libre, pasear por el campo o caminar por el bosque y también de hacer más deporte.
Por desgracia, durante esta estación, muchos acusan síntomas de astenia primaveral como fatiga, agotamiento o, síntomas de alergia al polen: nariz tapada, ojos rojizos, picor, sinusitis, dolor de cabeza, ataques de asma, etc.
¿A que se deben estos síntomas y como se pueden evitar?
Todos estos síntomas tienen causas multifactoriales, pero también tienen un denominador común, llamado desequilibrio fisiológico. Cuando se vuelve crónico, este desequilibrio produce inflamación de las mucosas y otros tejidos.
¿Qué significa desequilibrio fisiológico?
Se trata de leves fallos del equilibrio estructural, bioquímico y emocional.
El equilibrio estructural se refiere a nuestro aparato locomotor o sistema musculo – esquelético, con su eje central columna vertebral.
Cuando estamos de pie o nos movemos, caminamos o hacemos deporte, nos enfrentamos constantemente a la fuerza de la gravedad. Tenemos una serie de ligamentos y músculos especializados en mantenernos en postura erecta con mínimo gasto energético y máxima eficacia. Lo ideal sería mantener, durante toda la vida, una correcta postura y alineación de la columna vertebral, conservando el movimiento correcto de cada una de nuestras vertebras y articulaciones.
Cuando no es así, nuestro sistema nervioso elabora un plan ‘B’, obligando ciertos grupos musculares trabajar más para compensar los desajustes. Esto se traduce en mayor gasto energético, fatiga, hipertonía (contracción excesiva) de dichos músculos, menor flujo sanguíneo y frecuentes contracturas a nivel de los músculos paravertebrales. Al principio, las molestias son leves y suelen mejorar con el descanso físico. En realidad son ‘señales de alarma’. Nos avisan de que necesitamos una puesta a punto. Si no la hacemos seguiremos desperdiciando energía. Las contracturas se volverán crónicas y serán siempre más frecuentes. Pueden aparecen mareos, insomnio, cansancio, dolor de cabeza o de espalda, molestias digestivas, alergias, etc.
Tenemos la elección de buscar un buen centro quiropráctico y de fisioterapia para que nos ayude recuperar el equilibrio estructural u optar por tomar fármacos miorelajantes y AINES: antiinflamatorios non esteroidales tipo diclofenaco o ibuprofeno – voltarén, naproxen, etc.- para eliminar el dolor, antiácidos para las molestias gástricas y antihistamínicos para los síntomas de alergia.
Quien, por falta de información, comodidad o falta de tiempo, elige tomar este tipo de fármacos, en vez de arreglar el ‘chasis’, sobrecarga el hígado, los riñones y se expone a desarrollar trastornos cardiovasculares como angina de pecho o infarto miocárdico. “Leer las instrucciones de estos medicamentos y consultar al farmacéutico” no garantiza nada: se nos advierte de posibles contraindicaciones conocidas. En este sentido os recomiendo leer el libro Medicamentos que matan y crimen organizado del Dr. Peter Götzsche, Ed. Los libros del lince.
Por otro lado, quien elige tomar fármacos se prepara a posiblemente pagar un precio mucho más alto en el futuro, ya que la asimetría postural, mantiene la falta de alineación y movimiento intervertebral, e interarticular en general. Esto favorece el desgaste y envejecimiento precoz: la artrosis, cuyas consecuencias a largo plazo van mucho más allá de las dolencias articulares. Una vez formada, la artrosis es irreversible, como las caries dentales. Se puede detener pero no arreglar del todo.
El desequilibrio bioquímico se refiere principalmente al contenido y el pH de nuestra sangre.
Su valor óptimo es alrededor de 7.36. Cuando varía demasiado, nos enfermamos. Mantenerlo depende de la calidad y abundancia de aire, agua y comida, que ingerimos a diario. También depende del correcto funcionamiento del hígado, vesícula, intestino, riñones y pulmones. Los pulmones, el hígado, los riñones y el intestino tienen un importante papel en la depuración del cuerpo.
Cuando no respiramos aire bueno y de manera correcta; no bebemos suficiente agua; nuestra comida consta principalmente de proteínas animales y azucares refinados; o tomamos ciertos fármacos, estos órganos se sobrecargan, se fatigan y no logran depurar la sangre correctamente. Esto empeora aun más cuando tenemos subluxaciones vertebrales (bloqueos) a nivel dorsal y lumbar. Por ejemplo, cuando a causa de posturas incorrectas en la escuela, trabajo u ocio, se quedan bloqueadas las vertebras dorsales D4 y D5, se altera la señal nerviosa que pasa por los respectivos nervios espinales, desde el cerebro hacia la vesícula biliar y el hígado. Por lo tanto, aumenta la fatiga hepática y biliar. Cuando el hígado está fatigado y sobrecargado, el intestino tampoco funciona bien. A menudo aparecen síntomas de cansancio, irritabilidad, insomnio, estreñimiento, o colon irritable. Con el tiempo, se produce una hiperpermeabilidad del intestino. En inglés se llama: ´leaky gut syndrome’ (síndrome de escape de tripa). Esto significa que los poros intestinales se abren demasiado permitiendo que bacterias y toxinas de putrefacción: cadaverina y putrecina, se escapen y contaminen la sangre. Es una de los mayores desencadenantes de inflamación y alergias. Leer más ( doc Sindrome de Hiperpermeabilidad)
El pez empieza a morderse la cola. El hígado sobrecargado tiene que trabajar más para depurar la sangre de las toxinas intestinales. Evidentemente se cansa más. Esto hace que el intestino funcione siempre peor.
Cuando en vez de ayudarlo, haciendo una dieta a base de zumos de verduras ecológicas junto con una limpieza intestinal, y un tratamiento quiropráctico de la columna, tomamos fármacos antihistamínicos, broncodilatadores y antiinflamatorios, simplemente obligamos al hígado a trabajar más. Inevitablemente, se debilitará. Aumentará el desequilibrio bioquímico. Suelen aparecer síntomas de cansancio crónico, dolores musculares en todo el cuerpo, migraña, mareos, insomnio, dermatitis, picores, constipados frecuentes, alergia, asma, etc.
El equilibrio mental y emocional
Se refiere a nuestro sistema de creencias, el patrón de pensamientos, la actitud y comportamiento, en base al cual tomamos decisiones durante la vida y como resultado la experiencia que construimos en nuestra relación con el mundo: propio, con los otros y con nuestro entorno y la valoración que hacemos de ella: es buena, es mala, me siento bien, me siento mal.
El protocolo holístico que empleamos en nuestra consulta multidsciplinar incluye una revisión psicológica, a cargo de nuestro psicólogo clínico y de la salud. Cuando propongo esta revisión, algunos pacientes se quedan sorprendidos y tienden a buscar excusas: -Pero yo no necesito hablar con un psicólogo, a mí no me pasa nada, solo me duele la espalda o la cabeza o tengo alergia al polen en primavera.
Les explico que el estrés de la vida moderna se cuadruplica cuando pasamos por situaciones de intensa emocionalidad. Esto conlleva una avalancha de cambios fisiológicos que consisten en un aumento de adrenalina, ritmo cardiaco, glucosa y cortisol, y también la producción de ciertas substancias, descubiertas recientemente, como las citoquinas e interleucinas, que desencadenan ‘inflamación baja crónica’, del ingles ‘chronic low level inflammation’.
Se trata de un inflamación ‘sub-clínica’ , imposible de detectar con las pruebas médico-clínicas tradicionales. La razón principal es que dichas pruebas sólo son positivas cuando ya existen patologías –enfermedades-. Por lo tanto sólo se detectan después de haber padecido inflamación baja durante mucho tiempo, tratando los síntomas en vez de buscar y eliminar sus causas. Para saber más sobre este tema os recomiendo los videos de la conferencia ‘La inflamación – Nuestro peor enemigo” del Dr. Ignacio Umbert, especialista número uno en Europa, en ‘Inflamación baja crónica’. (http://www.idermumbert.com/videos/videos-dermatologia/131/inflamacion/la-inflamacion-1/)
Se ha demostrado que, a largo plazo, las substancias inflamatorias, generadas por el estrés psicológico, tienen efecto acumulativo: además de producir hipertonía muscular (contracción excesiva) y subsecuentes contracturas, también predisponen a trastornos cardiovasculares, diabetes y debilidad del sistema inmunitario.
Un clásico ejemplo es el la supresión y control de la frustración, resentimiento y rabia frente a algunas situaciones a nivel familiar o profesional. Pensamos que lo llevamos bien y que no hay solución: –Es lo que nos ha tocado. Hay que vivir con ello y resignarnos.
Es frecuente que en estos casos aparezcan algunas molestias digestivas en forma de acidez, gases, cólicos biliares, estreñimiento, o colon irritable. A su vez, suelen coincidir con contracturas musculares, migraña, dolores de rodillas o caderas. A veces aparecen picores dermatitis, eczemas, psoriasis o caída de pelo. Otras veces empiezan síntomas de alergia, mucosidad, rinitis, insomnio, etc.
Comenzamos entonces a buscar ayuda. Lo habitual es ir a un especialista gastroenterólogo por las molestias digestivas y al traumatólogo por los dolores musculares y articulares, al dermatólogo por los trastornos de la piel y al alergólogo por los síntomas de alergia. Nos hacen pruebas exhaustivas y muchas veces nos dicen que no hay ‘nada’. Quiere decir que los resultados de estas pruebas médicas son negativos, lo cual es buena noticia. Nos alegramos pero al mismo tiempo, sentimos más frustración porque seguimos con estos síntomas molestos sin qua haya causa aparente. Los especialistas médicos nos suelen recomendar fármacos paliativos para poder seguir con nuestras vidas como antes.
Por lo general terminamos ingiriendo antiácidos, laxativos, antiinflamatorios, corticoides, antihistamínicos y somníferos. A menudo sentimos cierto alivio pero nos sentimos débiles, dependientes, cansados y bajos de ánimo. Tenemos poca energía, estamos irritables, mal humorados y ansiosos. Una vez más buscamos solución. Nos dirigimos a otro médico y, posiblemente, terminemos tomando ansiolíticos para nuestro nerviosismo; antidepresivos para mejorar nuestro ánimo y tranquilizantes o neurohipnóticos –somníferos- para dormir.
En lugar de resolver un problema adaptativo o evolutivo, cronificamos su resultado y, lo mantenemos aletargado farmacológicamente.
En este sentido, os recomiendo leer el magnífico libro El Prozac de Seneca de Clay Newman. No es una investigación científica pero invita a una reflexión.
Otras formas de ayuda son la homeopatía, las flores de Bach, la acupuntura, el yoga, el Reiki, los masajes, la meditación y el ejercicio físico moderado.
Personalmente soy usuario y totalmente a favor de todos estos métodos. No obstante, en mi opinión hay que erradicar el mal, encontrando y eliminando la causa subyacente. Esto se puede hacer consultando con un buen psicólogo, cognitivo constructivista. Después de hacernos unas cuantas preguntas nos ayudará a situar áreas comprometidas y nos orientará sobre las posibles formas de enfocarlas.
En resumen, para evitar las alergias, astenia y agotamiento esta primavera así como muchos otros trastornos recomiendo lo siguiente:
- una revisión quiropráctica y fisioterapéutica de la columna, (para saber más: http://www.biovertixquiropractic.com/terapia-quiropractica.php),
- una dieta para limpiar el hígado. (leer más: doc dieta hígado) ,
- hidrocolon terapia para limpiar el intestino. (leer mas: doc hidroterapia colon)
- una revisión psicológica, (método cognitivo constructivista).
Sé que para algunos todo esto puede parecer demasiado complicado.
De hecho, esto no es para todos, sólo para quien entiende que invertir tiempo y dinero en su salud significa obtener energía vital abundante para disfrutar de la vida, sin necesidad de tomar fármacos o pasar por el quirófano, quizás nunca en su vida.
Para los que no lo entienden o puedan no están de acuerdo, la ciencia medico- farmacéutica sigue trabajando desde hace más de un siglo para encontrar ‘el fármaco perfecto’, sin efectos colaterales, para cualquier enfermedad.
Ya se están comercializando fármacos genómicos y también tratamientos con células madres, científicamente probados, para reparar o remplazar órganos y tejidos dañados. De momento siguen teniendo efectos colaterales dañinos para la salud.
Pero hasta entonces tendrán que tener paciencia y aguantar quizás unos cuantos decenios u otro siglo más…
Hola Ángela!
Te felicito por tu exposición. Es un compendio de sabiduría y buenos consejos. Comparto plenamente todo lo que dices. Lo difícil es integrarlo en nuestras vidas, pues es mucho más sencillo ir al médico y tomarse un medicamento, pensando en que sin esfuerzo se curará nuestro dolor o enfermedad. Por mi parte voy integrando cosas poco a poco y desde que empecé a ir a tu consulta me he sentido muchisimo mejor y me voy conociendo cada vez más. Muchas gracias por estar ahí y hacernos partícipes con tanto entusiasmo de tus conocimientos.
Hasta muy pronto
M.Ángeles
Es un mensaje bien recibido para cuidar nuestra saluy.Gracias.
Ángela
Muchísimas gracias por este artículo. Nos regalas tus conocimientos con un lenguaje muy comprensible. Para mí es un estímulo para confiar más en la medicina alternativa.
Blanca Amigó